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- "Dar lo que no se tiene: Una perspectiva desde el psicoanálisis, la psicología y la neurociencia"
''Entender lo que significa “dar lo que no se tiene” desde la perspectiva del psicoanálisis, la psicología y la neurociencia: una inmersión en el deseo, la carencia y la construcción del sujeto'', por Dan Mena. "El silencio que habla" Un tema que atraviesa el corazón de nuestra experiencia: ''dar lo que no se tiene''. Una frase acuñada por Jacques Lacan que encierra un enigma ético, afectivo y significativamente intenso. Hoy les escribo no solo como profesional, sino como alguien que, al igual que la mayoría, se inclina por las tramas del amor, el cuidado y lo que ofrecemos al otro, o creemos estar ofreciendo. Trataré este tema con sensibilidad y rigor: ¿qué significa este gesto paradójico cuando se desmiembra y se conjuga con el psicoanálisis, la psicología, la neurociencia y los retos de la clínica contemporánea? ''El amor es un salto al vacío, donde ofrecemos lo que nunca hemos tenido realmente''- Dan Mena. ''Detrás del silencio de muchos adultos se esconde el eco de una infancia marcada por las ausencias. Los que hoy evitan los enfrentamientos fueron, en su día, niños sepultados en entornos inestables, donde discutir era demasiado peligroso. Los que se alejan cuando están heridos aprendieron muy pronto que sentir es algo solitario. Son precisamente estos los que se vuelven imprescindibles para los demás, pero invisibles para sí mismos, a quienes se les enseñó que el amor solo llega cuando es necesario. Y los que no se posicionan llevan en su cuerpo el recuerdo de que abrir la boca puede costarles el poco afecto que reciben. Lo que le falta al adulto es, casi siempre, lo que nunca le fue dado cuando era niño. Así, llevamos la fantasía de ofrecer al otro lo que nunca nos perteneció: amor, presencia, afecto, voz, acogida. Este antagonismo es el centro palpitante de la subjetividad del ser contemporáneo: el deseo de entregar lo que no se tiene y la angustia de repetir las heridas que no fueron elaboradas e integradas en la psique en el momento adecuado. La clínica se convierte, entonces, en un espacio de escucha para este paso inacabado, pero necesario, entre el niño herido y el adulto que intenta reinventarse hoy''. Dan Mena. "Sendero del Vacío" ¿Qué ofrecemos realmente al otro? Imaginemos por un instante: ¿alguna vez te has encontrado concediendo, proporcionando, regalando, mostrando, entregando algo a alguien —ya sea en forma de consejo, gesto de afecto, promesa— y, al ponderar y reflexionar, te has dado cuenta de que tal vez no tenías eso en su totalidad para ofrecer? A mí sí. Y ahí es precisamente donde reside la provocación de nuestro versado profesor, la de «dar lo que no se tiene». Lacan, con su perspicacia y su aguda genialidad, nos presenta esta idea en el Seminario 8: La transferencia (1960-1961) , cuando habla del amor como un acto que no parte de la plenitud, sino de la falta. Dice: ''Amar es dar lo que no se tiene a alguien que no lo es''. Parece un poco confuso, ¿no? Quizás. Más adelante comprenderemos que este concepto no solo nos atraviesa verticalmente, sino que también es muy liberador. Esta frase no es solo un juego de palabras; es una clave que nos da para entender cómo nos relacionamos. ¿Necesitamos estar completos, resueltos, para amar o cuidar? ¿O acaso el verdadero celo nace precisamente de nuestras fragilidades, vulnerabilidades e incompletitudes? Esta es la pregunta que me hago mientras les escribo, y que vamos a desarrollar juntos. Porque, verán, «dar lo que no se tiene» no tiene que ver con fingir o con una carencia disfrazada, sino que se basa en lo más honesto que hay en cada uno de nosotros: el reconocimiento de que somos, colectivamente, como raza, atravesados por un vacío que, paradójicamente, también nos conecta íntimamente. ''Cuidar es construir puentes con los hilos de nuestra propia fragilidad''. - Dan Mena. En este artículo, quiero entrelazar disciplinas, tanto de la escuela del psicoanálisis lacaniano, con su visión radical sobre el deseo y la falta; la psicología, que nos enseña sobre la autenticidad y la presencia; y la neurociencia, que expone los hilos invisibles del cerebro relacional; sin dejar de incluir la clínica, ese espacio sagrado donde la teoría se encuentra con la vida y sus curvas del río. Como de costumbre: siempre huyo de la certeza, y mucho menos de ofrecer respuestas fáciles. Mi intención es provocar, inquietar e inspirarles a mirar sus propias relaciones diversas con otras miradas y perspectivas. Después de todo, en tiempos de redes sociales llenas de frases motivacionales, gurús, influencers, «coachings» y promesas de felicidad instantánea: ¿qué significa asumir que no lo tenemos todo, que de hecho estamos desprovistos, y aun así, dar? ''La falta no es un abismo, sino el suelo fértil donde brota el deseo''. - Dan Mena. "Puentes cerebrales" La falta como fundamento del sujeto Siempre les digo a mis pacientes: ''No eres un rompecabezas que hay que completar'' . En el psicoanálisis lacaniano, el sujeto está estructurado por la falta. No somos seres plenos, como muchos profesan y sienten, sino marcados por la castración, no en sentido literal, claro está, sino como una condición simbólica que nos hace desear. Y es ese deseo, esa búsqueda de algo que nunca poseemos por completo, lo que nos mueve en todas las direcciones posibles. El amor es una metáfora de ese deseo, amar es ofrecer algo que no tenemos en nuestras manos, algo que escapa a nuestro control. ''Dar lo que no se tiene a alguien que no lo es'' significa que el amor no es un intercambio de bienes materiales, económicos o emocionales concretos. Es un acto teatral y simbólico, un verdadero salto al vacío. Lo vivo a diario en la clínica: pacientes que buscan en el otro una plenitud que ellos mismos no encuentran, solo para darse cuenta de que el otro también es tan incompleto como ellos. El analista, en este contexto, tiene un papel único. No llena el vacío del paciente con consejos, recetas, medicamentos o falsas promesas. Sostenemos deliberadamente ese vacío, permitiendo que el deseo del analizado pueda emerger. ''Dar lo que no se tiene'' es, aquí, un gesto ético: ofrecer espacio para que el otro sea singular, sin intentar encasillarlo en una caja hecha a medida de nuestro ideal. ''El amor no es posesión, sino un gesto de confianza en la propia ausencia''. — Dan Mena. Amar es dar algo que no se tiene, es decir, lo que le falta al sujeto y que él supone imaginariamente poder obtener en el otro. No es algo palpable, sino un espejo de nuestra propia búsqueda, lo que nos desafía a encontrar la ilusión de un amor fusional, donde dos se convierten en uno, y a abrazar la alteridad como esencia del vínculo. De la perfección a la autenticidad: transformaciones en el análisis de Joana Joana tiene 34 años, es empleada bancaria, lleva cinco años casada con Marcos y no tiene hijos. Buscó ayuda en el análisis al estar atravesando una sensación de inadecuación en las relaciones, sobre todo en su matrimonio actual. En su relato cuenta que dedica tiempo a su cónyuge, atención y cuidados que a veces le parecen excesivos, pero siente un vacío persistente que la impulsa a actuar así, como si ''nunca fuera suficiente'' . En las primeras sesiones, dice: ' 'Quiero que él me vea, me perciba, pero no sé qué le estoy ofreciendo'' . Su discurso está cargado de celos, intentos de complacer (cenas elaboradas, sorpresas, regalos, mimos constantes) y una eterna frustración por no ser debidamente reconocida. "Raíces del cuidado" Al adentrarse en su contexto familiar, menciona una madre exigente y emocionalmente fría, distante en la infancia, lo que la llevó a sentir que necesitaba ''hacer siempre más'' , pero nunca era suficiente para ser notada durante su desarrollo hacia la madurez. En este proceso con Joana, adopté una escucha atenta y silencios estratégicos, inspirados en el psicoanálisis lacaniano, sosteniendo su carencia como espacio de descubrimiento, sin llenarla con respuestas consumadas. ''Dar lo que no se tiene'' aquí es ofrecer un entorno en el que su deseo emerja de verdad. Utilizo la asociación libre para explorar sus recuerdos y fantasías, como el miedo al abandono si no es «perfecta». Recurro a Winnicott al sugerirle que puede ser ' 'suficientemente buena'' sin optar por un sacrificio total, centrándome en que transparezca su autenticidad. A lo largo de las sesiones, recuerda los innumerables y persistentes intentos infantiles de complacer a su madre, como preparar el desayuno a los nueve años, lavar los platos, planchar la ropa, fregar el suelo, juntar monedas para comprar regalos, siempre buscando una sonrisa que nunca llegaba. Toda esta reacción infantil ilumina la reflexión sobre su patrón actual de condicionamiento a «darlo todo», una clara repetición inconsciente. En algún momento le pregunto: ¿Y si el cuidado no exigiera la perfección? Ella comienza a pensar. Con el tiempo, revisa su comportamiento. Después de una discusión con Marcos, dice: Dan, ' 'Quizás no necesite darlo todo, solo existir, ocupar mi lugar'' . Esta chispa abre una marca conductual en Joana, donde se permite un cambio sin miedo al rechazo o al abandono: menos enfoque en satisfacer al otro, más en reconocer también sus necesidades. Se suman otras nuevas composiciones, experimenta decir «no» en el trabajo y propone actividades que la satisfacen en el matrimonio. Más adelante, expone: «Estoy viviendo un sueño, como si estuviera en un campo abierto, sin nada que ofrecer, pero ligera», lo que sugiere que ha abrazado su vacío como una posibilidad, no como una carencia. Un desenlace muy esperado, después de seis meses. La suavidad que Joana imprime ahora en las relaciones. El vacío, que antes era angustia y ansiedad, ahora es autonomía, autosuficiencia e independencia. «No necesito serlo todo para él, y eso nos ha acercado», reflexiona. El proceso continúa, surgirán otras resoluciones relevantes, abriendo un camino continuo de singularidad y reencuentro consigo misma. El cuidado que nace de la autenticidad Si en psicoanálisis hablamos de la falta, en psicología encontramos el contrapunto: el cuidado auténtico. Aquí traigo a Winnicott, uno de mis referentes teóricos, que nos enseña que no necesitamos ser perfectos para cuidar. Habla de la «madre suficientemente buena», aquella que no es ideal, pero está presente, que falla y repara. Las personas que se sienten culpables por no ''darlo todo'' : y al final, ¿qué es dar «lo absoluto? Es una completa fantasía. Entregarse a los hijos, a la pareja, al trabajo o a los amigos, ¿es eso «darlo todo? ¿Es ese realmente el objetivo? Winnicott nos muestra que el espacio transicional, ese lugar entre el yo y el otro, es donde se produce el cuidado. Es un dar que no exige sacrificio, sino apertura. Rogers complementa esta idea: para él, ofrecer algo sólido al otro exige que me acepte tal y como soy, con mis defectos y limitaciones. Por otro lado, existe la trampa de la «donación compensatoria». ¿Cuántas veces has dado algo esperando ser amado a cambio? Lo vemos repetidamente: un dar que, en el fondo, es una petición disfrazada. El reto que encuentro aquí, entonces, es dar de uno mismo, no para llenar un vacío propio, sino como un gesto genuino de compasión, altruismo, bondad y conexión. "Espejo de la carencia" ''Cuando ofrecemos nuestra autenticidad, no estamos sacrificándonos, sino invitando al otro a un encuentro genuino''. - Dan Mena. Por lo tanto, la capacidad de estar solo es, irónicamente, la condición para la capacidad de amar y relacionarse, donde el cuidado no consiste en completar al otro, sino en ofrecer una presencia que respeta la soledad y, al mismo tiempo, acoge incondicionalmente. El cerebro que cuida y se relaciona Ahora, echemos un vistazo al cerebro, esa máquina increíble y fascinante. Estamos biológicamente programados para el vínculo. La ''neurocepción de seguridad'' , un concepto de Porges, explica cómo nuestro sistema nervioso detecta si estamos en un entorno seguro para abrirnos al otro. Cuando me siento seguro, puedo dar, aunque no lo tenga todo. Los sistemas emocionales básicos, como el cuidado y la empatía, nos impulsan a actuar de forma altruista. Pero aquí va una reflexión: si el cerebro nos prepara para dar, ¿por qué a veces fallamos? La respuesta está en la experiencia. Cuando nuestros recursos emocionales están fallando, agotados, ya sea por trauma, cansancio mental, estrés o soledad, ''dar lo que no se tiene'' puede convertirse en una carga muy pesada. ''En la clínica, el silencio es el regalo más valioso que no poseo''. - Dan Mena. Aun así, la neurociencia nos ofrece esperanza: nuestras conexiones pueden curarnos. El acto de cuidar, incluso desde un lugar de fragilidad, activa circuitos de recompensa en el cerebro. Quizás ''dar lo que no se tiene'' sea también una forma de reconectar con nuestra esencia primitiva, menos interesada, centrada en la supervivencia de la tribu y en la importancia del individuo para ella. ''Con la neurociencia, aprendemos que el cerebro se moldea a través de las relaciones; en el psicoanálisis, entendemos que estas asociaciones se moldean a través del deseo''. — Dan Mena. Tenemos una herramienta: ' 'La empatía es una función del cerebro social que nos permite sentir al otro sin perdernos en su dolor'' . — Stephen Porges, The Polyvagal Theory (2011). Porges nos invita a pensar en cómo el cuidado es un delicado equilibrio entre los vínculos y la autonomía, algo que aparece comúnmente, tanto en la clínica como en la vida cotidiana. Donde se encuentran el deseo, la empatía y la autenticidad ¿Y si te dijera que estas tres perspectivas que hemos analizado anteriormente el psicoanálisis, la psicología y la neurociencia— no son opuestas, sino complementarias? Lacan habla del deseo como motor del amor; la psicología, de la autenticidad como base del cuidado; la neurociencia, de la empatía como puente biológico. Por lo tanto, juntas nos muestran que ''dar lo que no se tiene'' es un acto multifacético. Pero hay conflictos. La neurociencia tiende a medir y explicar, lo que implica que puede correr el riesgo de medicalizar el amor, transformándolo en una actuación de bienestar. La psicología busca la funcionalidad y la adaptabilidad social del individuo, mientras que el psicoanálisis se resiste a cualquier normalización. Cuando pienso que, en realidad, todos son conceptos, me doy cuenta de que, más allá de la tecnicidad y la hermenéutica propias, hay ' 'pacientes'' , personas que quieren ' 'soluciones'' y otras que solo necesitan que se escuche su dolor, así de simple. La cultura de la positividad tóxica presente en nuestra era nos presiona para «dar lo mejor de nosotros mismos». Pero, ¿y si lo mejor para todos fuera reconocer que no siempre tenemos algo que dar? Quizás ahí radique la verdadera ética del cuidado: respetar la carencia, tanto la nuestra como la del otro. "El Baile del deseo" ''La positividad tóxica nos aleja de la verdad de nuestras emociones'' - Dan Mena. ''El amor no es una cuestión de armonía, sino de lidiar con la diferencia que introduce el deseo'' . — Colette Soler, Lo que Lacan decía de las mujeres (2003). Soler nos invita a pensar en el amor como un espacio de tensión creativa, no de fusión ilusoria. La clínica: el espacio del no tener En el ejercicio de mi profesión como psicoanalista, he aprendido una lección fundamental: yo no curo a nadie. Mi papel no es ofrecer versiones mejoradas (si es que eso es posible), dar respuestas o llenar vacíos. Es sostener el no saber, permitiendo que el paciente encuentre sus propias verdades. ''Dar lo que no se tiene'' , en la clínica, es ofrecer silencio, escucha, presencia, cosas que no poseo como objetos, pero que surgen en ese encuentro. Creo firmemente que Lacan habla del ''deseo del analista'' como una posición ética: no querer ''dar todo'' al cliente, sino abrir espacio para el auténtico deseo de su expresión. He visto casos en los que intentar ''dar demasiado'' —sugerencias, acogida excesiva— ha sofocado el proceso analítico. Un paciente me dijo una vez, y lo guardé como una perla rara: ''No me has dado nada, y eso me lo ha dado todo'' . Entendió que el vacío que yo sostenía en su resistencia era lo que necesitaba para escucharse a sí mismo. ''En ausencia de respuestas, el analista ofrece la presencia que permite al analizando encontrar sus propias preguntas''. — Dan Mena. ''El analista no le da al paciente lo que pide, sino lo que no sabe que desea'' . — J.-A. Miller, La orientación lacaniana (1998). Miller refuerza la idea de que el acto clínico es un no dar que, contradiciendo la lógica, ofrece lo esencial. ''La autenticidad es dar lo que soy, no lo que me gustaría ser''. — Dan Mena. El don que nace del vacío En este punto vuelvo a la provocación inicial: ¿es posible amar o cuidar sin plenitud? Sí, creo que sí, y más aún: creo que es precisamente en la incompletitud donde el amor cobra fuerza. ''Dar lo que no se tiene'' no es debilidad, es valentía. Es confiar en que nuestra ausencia puede ser, al final, un regalo, un espacio real donde el otro florece. ''En un mundo de excesos, el vacío es nuestro mayor tesoro''. — Dan Mena. Vivimos tiempos de hiperpositivismo, en los que se nos exige ser plenos, productivos, perfectos. Pero insisto: parad. Respirad. Asuman sus faltas. De ellas nace el principio del cuidado, el respeto por la desproporción, la posibilidad de un amor que no ahoga, sino que libera. ¿Qué han dado a los demás? ¿Y qué, sin saberlo, han recibido? Diseño de lo invisible Bajo un nuevo horizonte, ' 'Dar lo que no se tiene'' moldea lo intangible, un acto que dibuja contornos donde solo había sombras. En lugar de detenernos en lo que ya se ha dicho, permítanme mostrarles un lugar aún no visitado: el territorio donde la ausencia se convierte en un mapa hacia lo imposible. En un momento determinado en el que alguien, sin respuestas, ofrece una pregunta al otro. No es el saber lo que se da, sino la curiosidad, un vacío que provoca que el pensamiento se despliegue. En las conversaciones más simples que podemos mantener, en las pausas que dicen más que las palabras, es esta oferta desprovista de narrativas floridas y certezas la que puede encender en nosotros alguna novedad. No se trata de llenar los espacios entre líneas, sino de poder habitarlos, de hacer de la falta un espacio donde el otro pueda encontrarse y existir en sus posibilidades. ¿Y si miramos al tiempo? Dar lo que no se tiene es también entregar el precioso instante, el pasado que no se borra, lidiar con el presente como un fragmento fugaz que nadie posee. Cuando nos detenemos a escuchar, a estar con alguien de cualquier forma, damos algo que se nos escapa de las manos, no porque lo tengamos, sino porque lo dejamos existir genuinamente. Es un don que no se guarda, que no se mide, pero que toca la memoria de quien lo recibe como un reverbero de eternidad. Por último, pensemos en el futuro que no vemos y sobre el que no tenemos el más mínimo poder. Al soñar juntos, al planificar lo que aún no es, le damos al otro una promesa que no podemos sostener ni mantener. Es la utopía compartida, el proyecto sin forma, que cobra vida precisamente por no ser nuestro. Aquí, la falta no es un límite, sino una posibilidad, un guiño para crear juntos lo que solos no tendríamos. Así, ''dar lo que no se tiene'' es trazar lo invisible con líneas de confianza e imaginación. No se trata de tener, sino de atreverse; no se trata de poseer, sino de ofrecer lo posible, lo que cabe dentro de cada uno. Hacer de nuestra ausencia un presente: no es un vacío que temer. Porque es en ese gesto, tan simple, donde aparece mágicamente el ser que nos habita, que aparece en su más bella representación imperfecta. Que podamos, juntos, transformar el vacío en encuentro, la fragilidad en fuerza, la ausencia en poesía. Porque, como ya he escrito: ''Dar lo que no se tiene es el gesto más honesto de amor: es confiar al otro la propia ausencia como espacio de encuentro''. - Dan Mena. "Horizonte abierto" Palabras Clave psicoanálisis, Lacan, deseo, carencia, amor, cuidado, psicología, Winnicott, neurociencia, empatía, altruismo, clínica, analista, ética, incompletitud, autenticidad, relación, salud mental, bienestar, comportamiento humano, danmena Preguntas Frecuentes ¿Qué significa «dar lo que no se tiene» en psicoanálisis? Un acto simbólico de ofrecer la propia carencia como espacio de conexión. ¿Por qué es tan importante la carencia según Lacan? Porque estructura el deseo, base de todo vínculo humano. ¿Cómo se relaciona el amor con el deseo? Amar es dar algo que no poseemos plenamente, movidos por el deseo. ¿Qué enseña Winnicott sobre el cuidado? Que nace de la presencia, no de la perfección. ¿Cómo explica la neurociencia la empatía? Por circuitos cerebrales que nos conectan con el otro. ¿Qué es la autenticidad en el dar? Ofrecerse genuinamente, sin máscaras ni compensaciones. ¿Cuáles son los riesgos de dar para ser amado? Caer en la trampa de la donación compensatoria. ¿Cómo maneja el analista la falta? Sosteniéndola, sin llenarla. ¿Cuál es el deseo del analista? Una posición ética de no querer «dar todo». ¿Cómo afecta la positividad tóxica al amor? Nos presiona a fingir plenitud, negando la carencia. ¿Podemos amar sin estar completos? Sí, la incompletitud es la condición del amor verdadero. ¿Qué significa la neuropercepción de seguridad? La capacidad del cerebro de sentir seguridad para abrirse. ¿Por qué es importante asumir la incompletitud? Porque nos hace más auténticos y conectados. ¿Cómo utiliza la clínica psicoanalítica el vacío? Como un espacio para que emerja el deseo del paciente. ¿Cuál es la ética del cuidado? Respetar la alteridad y la carencia del otro. Bibliografía Lacan, J. (1960). El seminario, libro 8: La transferencia. Miller, J.-A. (1998). La orientación lacaniana. Soler, C. (2003). Lo que Lacan decía de las mujeres. Winnicott, D. W. (1971). El juego y la realidad. Rogers, C. R. (1961). Convertirse en persona. Maslow, A. H. (1968) Hacia una psicología del ser. Damásio, A. (1994). El error de Descartes. Goleman, D. (1995). Inteligencia emocional. Panksepp, J. (1998). Neurociencia afectiva. Porges, S. W. (2011). La teoría polivagal. Freud, S. (1915). Observaciones sobre el amor de transferencia. Klein, M. (1957). Envidia y gratitud. Bion, W. R. (1962). Aprendiendo de la experiencia. Žižek, S. (1997). El más sublime de los histéricos. Laplanche, J., & Pontalis, J.-B. (1967). Vocabulario del psicoanálisis. Safra, G. (2004). La cara estética del yo. Zimerman, D. E. (1999). Fundamentos psicoanalíticos. Nasio, J.-D. (1992). Cinco lecciones sobre la teoría de Jacques Lacan. Palabras clave psicoanálisis, Lacan, deseo, carencia, amor, cuidado, psicología, Winnicott, neurociencia, empatía, altruismo, clínica, analista, ética, incompletitud, autenticidad, relación, salud mental, bienestar, comportamiento humano, danmena Enlaces EROS O Poder do Desejo Self Verdadeiro e Falso A Natureza do Desejo Psicologia do Amor Visite minha loja ou site: https://uiclap.bio/danielmena https://www.danmena.com.br Miembro Supervisor del Consejo Nacional de Psicoanálisis desde 2018 — CNP 1199. Miembro del Consejo Brasileño de Psicoanálisis desde 2020 — CBP 2022130. Doctorado Honoris Causa en Psicoanálisis por la Universidad de Educación Cristiana — Departamento de Educación de Florida — EE. UU - Matrícula H715 — Registro H0192. Del 1 al 5 - ¿Cuántas estrellas merece el artículo?
- Desarrollar la inteligencia emocional: la clave para gestionar las emociones y la resiliencia en el trabajo.
Cómo el psicoanálisis y el autoconocimiento mejoran la capacidad de afrontar desafíos emocionales en tiempos de incertidumbre. "La verdadera inteligencia emocional surge cuando se acepta el caos interior, no se evita". —Dan Mena Hace años, cuando trabajaba en Ford, era responsable de formar a los equipos de ventas. En una ocasión sucedió algo que nunca he olvidado. Estaba a punto de comenzar una importante formación de un grupo de más de 150 candidatos seleccionados que esperaban ansiosos su primer contacto con las directrices, y estrategias de la empresa. Antes de comenzar me di cuenta que había olvidado mi soporte y materiales audiovisuales. Obviamente podía improvisar, pero había datos esenciales que contenían información importante que no recordaría. En ese momento me invadió el pánico que se apoderó de mí, mi cabeza empezó a jugar muchos escenarios catastróficos. Fue entonces, en ese momento, que recordé un ejemplar que había leído unos meses antes: “Inteligencia Emocional” de Daniel Goleman, libro publicado en 1995. En ese momento, era una obra revolucionaria, que retomaba la importancia de lidiar con nuestras emociones de manera más consciente y efectiva. El autor sostenía que las personas emocionalmente inteligentes son aquellas capaces de reconocer sus sentimientos, y también los de los demás, además de ser capaces de afrontar shocks y momentos críticos como el que relato, razón por la que recordé el libro. Ese recuerdo fue decisivo para que me calmara. En lugar de sucumbir al pánico, recordé un pasaje que decía algo así como: "La capacidad de retrasar la gratificación es un signo de madurez emocional". Algo que había interpretado así; Resistir la tentación de satisfacer los deseos de forma inmediata a cambio de beneficios a largo plazo está vinculado al desarrollo de la madurez emocional. Esto me hizo comprender que las personas emocionalmente maduras son realmente capaces de controlar los impulsos y tomar decisiones más amplias y asertivas, en lugar de ceder ante el momento de desequilibrio. Así que estuve allí, frente a la oportunidad de practicar verdaderamente esta premisa. Respiré hondo, miré a mi alrededor el bullicio de la gente y reconocí mi miedo. Poco a poco recuperé el control y la calma volvió. Llamé rápidamente a un supervisor, me comuniqué con los muchachos y en 40 minutos el material estaba sobre la mesa y todo salió según lo planeado. Este escrito me enseñó que, en momentos de crisis, el control emocional no está en eliminar el fantasma o la ansiedad afectada, sino reconocer que esas conclusiones psíquicas tienen poder, sabiendo que podemos revertirlas en acciones constructivas internalizadas. Ese día, lo que pudo haber sido un completo desastre para mí, se convirtió en una lección práctica para mi vida, algo que ahora enseño, no sólo a mis pacientes, sino que también aplico personalmente. Eso es lo que quiero sacar a la luz en este artículo. Veo que la inteligencia emocional, término que popularizó y acuñó Goleman, va mucho más allá de una simple habilidad social. Está conectado con el autoconocimiento, algo de lo que hablaba Freud respecto a las fuerzas inconscientes que sabotean nuestras intenciones conscientes. Al desarrollar un mayor autoconocimiento, podemos identificar y comprender estas fuerzas ocultas, que nos permiten actuar de una manera más alineada con metas y deseos conscientes, minimizando este boicot interno. “En psicoanálisis el poder no está en eliminar el miedo, sino en escuchar lo que nos enseña”. — Dan Mena Vivimos en un mundo donde las presiones y las incertidumbres son constantes, ya destacó Bauman el tema, describiendo nuestra sociedad como “líquida” y en constante cambio. Lo que alguna vez fue predecible y estable hoy se disuelve rápidamente y, en medio de esto, las emociones pueden parecer fuera de control y sueltas. Por eso, basta de introducción, profundicemos en el concepto y su aplicación práctica, utilizando tanto herramientas psicoanalíticas como descubrimientos contemporáneos, te guiaré para desarrollar esta capacidad. Parafraseando a Winnicott, "la verdadera madurez emocional reside en nuestra capacidad de tolerar la frustración y el sufrimiento sin desmoronarnos". Te invito a reflexionar: ¿Cómo manejas tus emociones cuando te sientes presionado? ¿Alguna vez te has detenido a pensar en cómo estos desplazamientos e impulsos moldean tus decisiones? Profundizaremos en estos temas, te presentaré herramientas y te guiaré en la construcción de una inteligencia emocional sólida, capaz de mejorar tu resiliencia. Esto nos lleva a la pregunta principal de este tema: ¿Qué significa realmente tener inteligencia emocional? En estos tiempos de gran imposición social y desafíos constantes. Richard Sennett, en su análisis del “hombre flexible”, aborda las transformaciones en las relaciones laborales y la identidad en esta época. La plasticidad y la versatilidad, dice, son una característica valorada en la economía progresista, que nos lleva a una adaptación constante a las demandas del mercado. Si bien esta adaptabilidad puede verse como una ventaja, resalta los costos emocionales de su aplicación. Este hombre que menciona, que enfrenta todo tipo de inseguridad, incertidumbre y falta de compromiso, tanto en sus relaciones profesionales como personales. Esta dinámica resulta en un sentimiento de desplazamiento y fragilidad, donde nuestra búsqueda de identidad y estabilidad se convierte en un desafío diario, en un mundo que vive cambios vertiginosos. “Tolerar la frustración sin desmoronarse es el arte de sobrevivir al flujo incesante de la incertidumbre”. — Dan Mena Puedo decir que todo esto va mucho más allá de simples técnicas superficiales. Implica el autoconocimiento y la capacidad de conectar con nuestras emociones, por muy incómodas que sean. Reprimidos, pueden causarnos un gran sufrimiento, ya que surgen de deseos e incitaciones que conscientemente intentamos evitar, por lo que en lugar de restringirlos o negarlos, debemos confrontarlos. ¿Cuántas veces nos hemos visto dominados por emociones, sentimientos y perturbaciones mentales como el miedo, la ira o la tristeza? Cuando esto sucede, nos preguntamos ¿qué hay realmente detrás de ellos? Jung las llamó “sombras”, siendo aquellos aspectos de nosotros mismos que preferimos ignorar o no reconocer, pero que, de hecho, moldean gran parte de nuestro comportamiento diario. Desarrollar la inteligencia emocional y gestionar estos estímulos e incentivos son como un resorte que impulsa tanto el bienestar como incide positivamente en la rehabilitación. Es en nuestra capacidad de tolerar la decepción y el sufrimiento que podemos alcanzar la madurez. Esta es la llave que abre este secreto, por tanto, superar tus síntomas no radica en evitar su manifestación, sino en aprender a integrarlos de forma saludable. Como el viaje emocional que todos atravesamos en algún momento, incluso de forma repetida. Por lo tanto, observemos atentamente cómo afrontamos situaciones de estrés, vergüenza, imposición, influencia, intimidación, opresión y violencia. ¿Cómo reaccionamos cuando parecen tomar el control de nuestras vidas? Buena lectura. Cómo desarrollar habilidades para mejorar el bienestar y la resistencia al cambio. Creo que la inteligencia emocional y el dominio de las emociones no sólo impactan nuestra calidad de vida, sino que también tienen un efecto aterrador en nuestra psique. “La gestión emocional es un acto de valentía, que transforma el dolor en aprendizaje y la fragilidad en fortaleza”. —Dan Mena ¿Qué es la inteligencia emocional desde una perspectiva psicoanalítica? En términos de conceptualización, es nuestra capacidad para lidiar con el “yo” (el ego) y el “otro” (el entorno externo). Al comprender nuestras perturbaciones y las de los demás, navegamos por un mar que incluye tanto nuestros impulsos inconscientes como las exigencias de la realidad. Nuestra civilización depende de la capacidad de cada individuo de renunciar a determinadas satisfacciones inmediatas. Esta capacidad es, en cierto modo, un precursor desencadenante de lo que hoy entendemos como autocontrol. La autoconciencia, uno de los pilares de este prisma, puede interpretarse desde un punto de vista analítico, como una forma de acceder a nuestro inconsciente y a los aspectos subversivos de la mente. Beneficios de la Gestión Emocional en la Vida Diaria. Esta gestión, por su naturaleza, es un ejercicio continuo de equilibrio entre el yo y el ello (fuerzas internas del deseo) y el superyó (normas sociales y morales). Cuando conducimos estos movimientos de manera efectiva, no sólo contenemos nuestros impulsos, sino que también entendemos su origen, así como cómo están entrelazados y relacionados con nuestra identidad. En su investigación, Carl Jung observó que “lo que resistimos persiste”. Cuando luchamos contra las sensaciones y la estima, sin poder comprenderlas, perpetuamos el ciclo de la represión. No se trata sólo de tomar control de ellos, sino también de crear un espacio amigable para su reconocimiento y validación. La verdadera perseverancia surge de nuestra articulación, competencia y capacidad para mirar nuestras heridas psíquicas: sus traumas y el dolor que nos causaron. Aceptar su significado, por doloroso que sea, es un gran paso hacia su transposición. Esto me recuerda a Winnicott, hablaba del concepto de “madre suficientemente buena”, que simboliza la capacidad de afrontar las frustraciones. Se refiere a la idea de que una madre (o cuidadora) no necesita ser perfecta para crear un ambiente saludable para el desarrollo del niño. Sería, por tanto, aquel que satisfaga consistentemente las necesidades básicas del bebé, pero que permita abrir ese espacio para identificar fracasos y fracasos, básico para el aprendizaje y la formación de esa adaptabilidad necesaria. Este enfoque enfatiza que la calidad y la dedicación ofrecidas no residen en el acto perfecto, sino en el dominio de ofrecer el apoyo adecuado y estar presente, lo que permite que este niño desarrolle un mejor sentido de sí mismo y se convierta en un individuo adaptado de forma independiente. Esta lectura también sugiere que el error y la imperfección pertenecen a una parte natural del proceso de crecimiento, que contribuye a la salud emocional a largo plazo. “La imperfección es una aliada en la cadena de la evolución; acoger nuestras heridas es el primer paso hacia la adaptación emocional”. — Dan Mena Estrategias para mejorar la inteligencia emocional. Sugiero que cualquier progreso en esta dirección comience con la observación de patrones subconscientes. La terapia psicoanalítica es un método de “autoconciencia guiada”, en el que el paciente-cliente se vuelve cada vez más capaz de identificar sus modelos emocionales, aquellos que dirigen sus acciones. Prácticas como el mindfulness y el yoga son muy útiles, pero prefiero entenderlas como herramientas auxiliares para esta percepción, no sólo del presente, sino del flujo de pensamientos que surgen del inconsciente. Uno de los grandes nombres del psicoanálisis contemporáneo, Wilfred Bion, habló sobre la importancia de “pensar pensamientos” y la relevancia de la metacognición, la capacidad de reflexionar sobre nuestras demandas al pensar. Por tanto, esto implica claramente no sólo tener pensamientos, sino, en caso contrario, ponderarlos y cuestionarlos, comprendiendo sus implicaciones. Al “pensar pensamientos” incorporamos conocimientos sobre la conciencia crítica, lo que nos permite distinguir entre aquellas ideas que son automáticas y otras que son absolutamente deliberadas. Este ejercicio nos conducirá a una mejora significativa en la toma de decisiones, la resolución de problemas y una gobernanza firme. Estos recursos cooperan en todo el contexto, ayudando a comprender cómo se crearon nuestras creencias. Otra estrategia probada es el despliegue de la empatía a través de la escucha. En la clínica nos damos cuenta de que la intropatía no es sólo una respuesta superficial, sino una escucha profunda, que considera las capas emocionales y el subconsciente del otro. Resiliencia emocional y psicoanálisis. Cuando perdí a mi madre en la pandemia necesité apoyo, fue entonces cuando miré el trabajo de Melanie Klein y su concepto de “posición depresiva” reflejó bien el momento delicado que estaba pasando. Ella me hizo darme cuenta a través de su trabajo que los objetos de nuestro afecto, en este caso mi amada madre, eran íntegros, malos, que aunque ella era la persona más importante en mi existencia, nuestro vínculo contenía aspectos buenos y malos. Durante este período de duelo, comencé a experimentar sentimientos de tristeza y culpa, hasta que reconocí que muchas de mis acciones a lo largo de mi vida, (aunque siempre había sido muy cuidadosa con ella), podrían haberla lastimado, de ahí el probable remordimiento. . Fue aceptando y acomodando estos sentimientos que pude incorporar estas prerrogativas, donde maduré, aprendiendo a lidiar con la pérdida de esta separación terrenal dolorosa e irreversible. La posición depresiva no se trata sólo de sufrimiento, sino de la capacidad potencial de amar, de preocuparse por ese otro y de afrontar la realidad emocional con mayor complejidad. En los niños, la verdadera superación no reside en evitar la angustia, sino en desarrollar la capacidad de soportar el dolor de la pérdida, la metanoia y el conflicto interno, integrando todo ello por completo, hasta transformarlo en crecimiento. Este atributo que nos permite recuperarnos de los reveses emocionales está vinculado a nuestra capacidad de “superar el dolor”, ya sea por una pérdida literal o simbólica (como un sueño fallido, una expectativa perdida). En cualquiera de estas hipótesis, lo que siempre está en juego es nuestro deseo más íntimo, la incompletitud literal como parte inherente de nuestra condición de vida. “Tener pensamientos, como propuso Bion, es un ejercicio vital que distingue entre lo automático y lo deliberado”. — Dan Mena Inteligencia emocional y lugar de trabajo. En el lugar de trabajo, la inteligencia emocional suele verse como una habilidad práctica, pero también tiene implicaciones. Cuando lideramos o colaboramos con otras personas, a menudo entramos en contacto con "dinámicas transferenciales". Estas mecánicas ocurren cuando comenzamos a transferir sentimientos, deseos y expectativas de relaciones pasadas. Esto significa que reaccionamos ante las personas como si se tratara de personajes importantes de nuestro pasado. Estas implicaciones pueden ser positivas o negativas, pero siempre reflejan un comportamiento previo que aún no ha sido del todo elaborado. A través de esta transferencia, revisitamos viejas heridas y patrones, que pueden generar ruido profesional. Permitir que el acceso interior sea reelaborado y, eventualmente, resignificado, mejora el desempeño en el ambiente de trabajo. Las tensiones y conflictos que surgen revelan nuestros deseos inconscientes, principalmente ansiedades proyectadas en los demás, que nada tienen que ver con nuestro pasado. Las emociones inconscientes pueden influir significativamente en el funcionamiento colectivo. Cuando hablamos de gestionar las emociones en el trabajo, hablamos de cómo cada individuo aborda sus propias proyecciones en un contexto más amplio. “Gestionar las emociones profesionales implica comprender cómo las proyecciones personales afectan al colectivo, moldeando la dinámica de todo el equipo”. —Dan Mena El desafío de navegar por las aguas de la emoción. Para concluir, queridos lectores, aprendemos que la inteligencia emocional no es sólo una habilidad que hay que adquirir, sino que sin duda será un viaje de inspiración y autodescubrimiento. Sin embargo, al ignorar nuestras partes sufrientes, corremos el riesgo de permitir que se manifiesten pulsos censurados, que actúan de manera destructiva. Por lo tanto, es importante reconocer que muchas veces fuerzas internas operan y nos gobiernan, tomando en consecuencia la dirección. Esta conciencia nos permite abordar el problema en su forma cruda, antes de que se transforme en sentimientos organizados y comprensibles. Esto nos da una idea de la dimensión y magnitud de comprender el origen de nuestras reacciones. Surge una pregunta: ¿Cómo podemos desarrollarnos emocionalmente en una sociedad que parece empujarnos hacia el descontrol y la inmediatez? Creo que el primer paso para ampliar este saber hacer de tolerar la incertidumbre es reconocer el lugar donde la imprevisibilidad es la norma y la incertidumbre y las vulnerabilidades están presentes constantemente. Algo que puede resultar paralizante, pero también una ventana al autoconocimiento. ¿Qué hacer ante tanto remilgo, desprotección y destructibilidad? “En una sociedad que valora la inmediatez, la verdadera habilidad emocional reside en tolerar la incertidumbre y aceptar nuestras debilidades”. — Dan Mena En lugar de encerrarnos en una postura defensiva, sugiero que elevemos nuestro potencial utilizando la autocomprensión. Debemos aprender a escuchar, acoger, escuchar nuestro inconsciente, enfrentar lo que nos desestabiliza y, como propone el psicoanálisis, encontrarle sentido al dolor. Es en esta introspección donde se encuentran las respuestas a nuestras ansiedades. Al mirar hacia el futuro, queda otra pregunta. ¿Estamos preparados para vivir en una comunidad donde las emociones son tan actuales como los cambios que nos rodean? ¿Cómo podemos cultivar la inteligencia para adaptarnos, sin perder nuestras raíces culturales y sociales? “En el abismo de las conmociones restringidas encontramos la clave de nuestra liberación, pero esto requiere coraje para afrontar el caos interno”. — Dan Mena En el fondo, detrás de cada sensación de asfixia, hay un abismo que, ignorado, nos consume lentamente. En este precipicio se encuentra la clave de nuestra liberación. No se trata sólo de controlar las emociones, sino de afrontar el caos original y primitivo que nos habita. Bueno, coraje para sumergirnos en ello, permitiendo que las sombras de la oscuridad nos abracen mientras caemos. Porque al final de su acantilado, en la oscuridad de nuestra propia alma, encontraremos la luz divina que nos guiará. Al poema: El arte de la emoción Por Dan Mena. En tiempos de prisa y angustia, La vida fluye como un río en confusión. Corazones latiendo en busca de paz, Entre miedos y dolor se hace el camino. "Abraza el miedo", enseña el corazón, Transformar el dolor en aprendizaje y acción. Reconoce la sombra, lo que hay detrás, En la fragilidad se crea la fuerza. En el duelo de la vida encontramos la luz, Entre el amor y la pérdida conduce el camino. De cada frustración daré un paso, El arte de vivir reaprendiendo a amar. La tormenta puede sacudirnos, Pero, en el fondo aprendemos a volar. Con coraje y fe desafiamos el destino, En la danza de la vida es bueno seguir lo divino. Y cuando el silencio te haga compañía, En la introspección encontramos la poesía. Entre lágrimas y risas, hay belleza en el dolor, La vida es un ciclo de clamor eterno. ¿Cómo afrontar la presión que trae ahora? Las emociones giran, como la luz que se crea. Con empatía y valentía, luchemos codo con codo, En la sinfonía de la vida, abracémonos. Con inteligencia emocional podemos resurgir, En la tormenta de la vida siempre hay un futuro. Con el corazón abierto dispuesto a sentir, Y al final del viaje, llega la esperanza. Hasta pronto, Dan Mena. Miembro Supervisor del Consejo Nacional de Psicoanálisis desde 2018 — CNP 1199. Miembro del Consejo Brasileño de Psicoanálisis desde 2020 — CBP 2022130. Dr. Honoris Causa en Psicoanálisis de Christian Education University - Departamento de Educación de Florida - Estados Unidos. Inscripción H715 - Registro H0192.